

Estas cartas son la recopilación de los momentos más difíciles que atravesó el escritor, intentando, mediante ellas aportar consuelo a los creyentes, a pesar del sufrimiento.
El autor afirma: "Dios me ha dado la promesa de completa sanidad. Mientras espero en Él, voy aprendiendo lecciones preciosas que pueden consolar y enriquecer a los hermanos. Se las presento para la edificación de la Iglesia, especialmente para aquellos que están pasando pruebas y que tienen preguntas que aún no hallan respuesta. Al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea la gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos, Amén".